Y hace exactamente una semana atrás, todo estaba bien.
Pero me llego ese mensaje y atormentada, no pude dormir en toda la noche. Me sentía mal y mi fin de semana se alargo. Y tal como había previsto, mis problemas aumentaron. Sufro las consecuencias de acciones que no cometí, ahora es más difícil.
Y después, cuando mi mente se había calmado, cuando la indiferencia había tomado posesión de mi cuerpo. Todos los problemas juntos me explotaron en la cara.
Llorando resentida, culpable, enojada, lastimada, indiferente…fueron muchas las razones de mis lágrimas. Tal vez fue el clima, tal vez solo necesitaba llorar.
Y Hamlet, una vez mas me maravillo de nuestros similares sentimientos, que grandioso seria dormir, solo dormir…
¿Qué es más noble para el alma sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades y oponiéndose a ella, encontrar el fin? Morir, dormir... nada más; y con un sueño poder decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y los mil choques que por naturaleza son herencia de la carne... Es un final piadosamente deseable. Morir, dormir, dormir... quizá soñar. Ahí está la dificultad.
El viento golpea en mi ventana. ¿Qué susurra? ¿Qué murmura?
Si tan solo todo desapareciera,… pero el viento no quiere dejar de golpear mi ventana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario